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Publicado hace: 19 años

Sin límites, sin barreras (J. Wong)

Hay ciertos blogs que reviso con más frecuencia que otros, algunos los veo a diario (muy pocos (demasiado pocos diría)), otros una o dos veces por semana, otros una vez al mes, y otros cada que llego a conversar con su autor.

Me encontraba robándole unos minutos a la clase, y dándome un paseo por el blog de Jaime Wong, donde siempre encuentro cosas interesantes, y esta vez no fue la excepción. Como anillo al dedo luego de lo explicado en el post de la Procastinación, me resultó sumamente gratificante la lectura que ahora comparto.

Sin límites, sin barreras (J. Wong)

No recuerdo exactamente las especificaciones exactas, mas basta decir que mientras la computadora de mi primo Oscar tenía una tarjeta y monitor VGA (256 colores), Oliver tenía una CGA (4 colores). Mi primo tenía una 386 y Oliver una 286. Oscar tenía un disco duro (40 Mb?), Oliver sólo diskettes. Oscar tenía una Soundblaster, Oliver no.
Con todas esas cosas en contra, Oliver siempre nos superaba.

Aparte de los juegos, a los tres nos fascinaba programar. En ese tiempo carecíamos de Internet. Nuestro conocimiento era limitado y nuestros tanteos a ciegas para entender cómo funcionaban las cosas eran muy raramente fructíferos. No fue hasta que Oliver leyó en el manual de ayuda de QuickBASIC cómo redefinir la paleta de colores de la VGA hasta que entendimos por qué cada vez que lo intentábamos solamente podíamos obtener tonos de rojo (hint: sólo usábamos el primer byte, la “R” de “RGB”).
Por supuesto, no puedes aprender a ciegas cómo usar el mouse, o la Soundblaster.

Así que programábamos cosas con el poco conocimiento que teníamos, nuestro sueño siempre hacer un juego. La diferencia fundamental entre el equipo de primo y yo versus Oliver era precisamente los límites que Oliver tenía impuestos sobre sí mismo. Los juegos que él podía jugar eran muy pocos, ya que los juegos nuevos ya no corrían en la CGA. Así que Oliver se veía limitado y obligado en cierta forma a programar. Mi primo y yo, en contraste, jugábamos más en lugar de programar más.
Mi primo y yo teníamos recursos para hacer cosas impresionantes, pero las cosas más impresionantes las hacía Oliver. Y eran impresionantes precisamente por sus límites.

Oliver es, de los tres, el que teclea más rápido. “Endiabladamente veloz” sería una descripción adecuada. Cuando nos enseñaban computación en el colegio San Vicente con unas viejas 386 (y monitores CGA monocromáticos!) Oliver levantaba el QBASIC y escribía todo un juego que ya se sabía de memoria: un shooter al estilo Sonic Wings o Xenon 2 con power-ups y todo.
Recuerdo que me impresionó cuando hizo un juego de lucha al estilo Street Fighter. Sólo eran dos esferas que le salían brazos o patas cuando golpeaban. Lo impresionante era que podías hacer el movimiento del hadouken y lanzaban su bola de fuego! Y podías jugarlo de dos personas en mismo teclado, y las pulsaciones de teclas para hacer el hadouken podían hacerse simultáneamente y funcionaba. Le insistí que me explicase cómo hacía eso, porque me parecía algo completamente complicado.

Muchas veces usamos nuestras limitaciones como excusas para no hacer algo grande con lo pequeño que tenemos. Nuestra mente empieza a pensar y busca una justificación racional a nuestro miedo o flojera: “Si tuviese una computadora,” “Si me fuera al extranjero,” “Si mis hijos fuesen más grandes,” “Si tuviera un mejor sueldo,” “Si terminara ya la universidad,” “Si tuviera más tiempo,” y un largo etcétera. A algunos nos ha tocado mucho, a otros poco, lo importante es lo que hacemos con ello; eso es lo que vale.

Digamos que quieres estudiar inglés. “Oh, pero hay un problema,” dices. “No tengo dinero para ir un instituto de inglés.” Con eso justificas tu deseo y allí quedó el esfuerzo, como una meta futura de “Cuando tenga dinero, me meteré a un curso de inglés.”
Si de verdad quieres estudiar inglés, por qué no estás leyendo cosas en inglés, escuchando música en inglés, viendo películas sin subtítulos, ahorrando para comprarte un diccionario? Una amiga pegaba los nombres en inglés de las cosas de su cuarto (”Door,” “Bed,” etc.). Por qué no fotocopias un curso de inglés de alguien? Por qué no vas donde están los que estudian inglés y te haces sus amigos? Por qué no hacer algo con lo poco que tienes?

Si quieres tanto una computadora y no tienes dinero, por qué no ahorras? “Ridículo,” dices tú. “Una computadora es carísima, con las justas me dan propinas.” Pero piensa un instante en este diálogo:

OTRO: “Y tienes una computadora?”
TU: “No, pero estoy ahorrando.”
OTRO: “Ah si? Cuánto te falta?”
TU: “Un montón. Voy ocho soles.”
(Risas, y luego efecto del tiempo que pasa. Hojas de calendario volando, esas cosas.)
OTRO: “Oye, y Fulano se compró su máquina.”
TU: “Ah, qué bacán.”
OTRO: “Tú estabas ahorrando, no?”
TU: “Sí. Ya voy 52 soles.”

Qué crees que pensaría la otra persona? “Este pata de verdad quiere una computadora.” No quise escribir “Ya voy 900 soles” o “700 soles” para que entiendan que por más limitantes que tengas no debes dejar de lado aquellos sueños que te inspiran.

En el libro “Starship Troopers” de Robert A. Heinlein, entrevistan al protagonista viendo en qué área del ejército sería apto. El protagonista había elegido toda una lista larga, y al final el cuerpo K-9 (el cuerpo canino) y la Infantería Móvil. Le indagaron un poco acerca de su elección del K-9. No recuerdo el diálogo exacto, pero era algo así:
– “Te gustan los perros?”
– “Sí, teníamos uno en la casa.”
– “Alguna vez dormiste con tu perro?”
– “No señor, a mi Mamá no le gustaba.”
– “Mmm, ok. Si ni siquiera puedes engañar a tu Mamá para meter a tu perro a tu cuarto, dudo que seas apto para el Cuerpo K-9. Qué opinas de la Infantería Móvil?”

Todos nos hemos enamorado alguna vez, verdad? Aunque sea un pequeño interés en el colegio, donde haces un millón de cosas que hoy te sacan una sonrisa para que te toque sentarte al lado de ella o tomar coincidentemente su ruta a casa. Haces esas cosas porque a pesar de todas tus limitantes quieres decirle una palabra o dos y no dejas que nada te detenga.

Muchas barreras están en nuestra cabeza y solamente en nuestra cabeza. No dejes que tus limitaciones te detengan. Las personas que más han logrado cosas en la vida son aquellas que han visto sus limitaciones y han sabido aprovecharlas al máximo. No necesitas ser un genio, o tener mucho dinero, o conocer personas clave, o ser hábil, conversador, gracioso o tener buena pinta para cumplir tus metas.
Debes conocer a un ciego en persona y vivir con él un día entero para que entiendas con lágrimas lo precioso que es la vista. Cuánto más dos brazos, dos piernas, una voz y cinco dedos? “No puedo bailar,” dices — pero tienes dos piernas y lo puedes intentar cuantas veces quieras. Hay personas que no pueden andar, o tienen una sola pierna y que te darían una paliza por decir “No puedo bailar” cuando no lo has intentado con el corazón, con furia, hasta que te salen callos. Qué darían los inválidos por siquiera tener una oportunidad de intentarlo.
No digas “No puedo bailar,” porque sí puedes. Ellos no pueden.

miércoles 8 de marzo de 2006 a las 09:51

ser humano

Music & Design & Photo & Bike.

Test, fail, learn, repeat.

6 Responses to “Sin límites, sin barreras (J. Wong)”

  1. Carlos G. dice:

    muy bonito. y muy cierto. simple y excelente a la vez.

    PD: tu blog es adictivo!! tengo q chambear y toy aca pegao…

  2. pastrix dice:

    Hola man.

    Muy interesante, te paso un link, e sun video al cual aprecio mucho y me sirvio de mucho de ayuda, para entender lo que tratas de transmitir.

    http://video.google.com/videoplay?docid=-3819862628517136815&q=tony+melendez

    Saludos.

  3. Miguel dice:

    Tienes razón, en verdad que la tienes, muy buen post.

    Llegue de casualidad a tu blog y me parece genial.

    Saludos

  4. Gardenia dice:

    Que le paso a la imagen de tu link en mi blog? La quiero de regreso :mad::???::mrgreen::lol:

  5. tu conciencia dice:

    claro, es como lo que hablamos el otro día. cuando uno no quiere hacer algo, busca mil excusas, como no tener tiempo, no tener dinero o hasta «no estar de acuerdo con el sistema».

    yo hace tiempo sospecho que no quieres hacerlo …