Eli

Hace poco supe de ella, mi hermano la vió, sigue igual que siempre, hermosa y loca…

La conocí como a las otras, un día cualquiera, un grupo de gringuitas en casa de una tía, nada extraño puesto que ella trabaja con cooperantes canadienses, y yo tenía algunos años viéndolas llegar e irse. Pero que niña, medía cerca de 1.80, cabellos largos finísimos, lisos, brillantes, ojos claros y labios gruesos, no eran normales los labios delgados y rosados que contrastaban con su tez blanca.

Llevába la música por dentro (y otras cosas que después descubriría), siempre estaba meneando la cabeza y tatareando alguna canción casi susurrando, como si estuviera dentro de su burbuja, quien sabe en qué dimensión.

Era especial saludarla, y ver tremenda sonrisota «de oreja a oreja» y ese «Hola» cási musical, con su acento francés (ke rico es ese acento). Nuestras conversaciones eran generalmente sobre música, en aquel tiempo yo tenía resagos de mi xenofobia, «green go home», pero cómo decirle eso a ella? como pensar así de una criatura tan divina?. Me limitaba a decirle que el mundo no era como ellos lo veían, que había cosas más allá de sus fronteras, y ella lo sabía bien, pero siempre me escuchaba con atención, mirándo todos mis gestos, como quien busca sacar el máximo provecho, como si quisiera descubrir algo que yo ni sabía que tenía.

Me parecía lindísima, no lo puedo negar, pero yo solamente tenía ojos para Joy, además Joy me gustaba desde unos meses antes, y siempre he dicho Joy fué y será mi pellejo # 100 (léase sofocleto).

Terminó su tiempo en Perú, se fué, pasó sin pena ni gloria, pues aparte de un par de conversaciones no había pasado nada. Por otro lado Joy me decía siempre: eli por aquí, eli por alla, debo ponerme celosa de ella? y yo trankilamente le decía que solamente era una amiga, y realmente lo era.

Nunca pude imaginarme que la vería otra vez al año siguiente, la noticia me cayó de sorpresa, «llego el 17», solo eso, y así fué, llegó el 17, fui con mi hermano al hotel donde se hospedaba, bebimos, reimos, nos embriagamos, la pasamos bien.

No tardamos mucho en retomar el hilo, otra vez a reunirnos a tomar unas chelas, escuchándo Sui Generis, conversando de todo. La diferencia es que ahora no se hospedaría en casa de mi tía, sino con una família en Collique – Comas. A eso le llamo yo que te guste alguien, yo que no soy de salir, me iba casi todas las tardes a la 8va zona de Collique, a visitar a mi gringuita, no se cuándo nos dimos el primer beso, ni como pasó, solo se que tuvo que ser especial.

Nos pasabamos las tardes paseando, o bebiendo, «vamos a mi casa?», empezó a darme más tiempo a mi que a su trabajo, lo que causó malestar en los responsables del proyecto (incluida mi tía) «Keda terminantemente prohibido que yoyo vaya a Collique», ja, ja, ja, cómo podían prohibirmelo? mi alejamiento duró 2 días, y otra vez a las andadas. En ese tiempo yo solo hablaba de la muerte, a ella no le gustaba eso, siempre me hacía cambiar de tema, y me decía que en mis ojos había algo, que yo «sabía» y creí que era así, me sentí diferente porque yo «sabía».

Recuerdo que una vez salimos fuera de la ciudad, camino a Canta, y nos bajamos a medio camino, nos montamos en un cerro al lado del camino, y nos tendimos debajo de un arbol, y le leí unos cuentos, vimos caer la tarde, y ya a oscuras regresamos a la ciudad.

Luego empezaría a descubrir un poco más de lo que sabía, drogas, drogas, y más drogas, de todo calibre, no aquí, porque tenía miedo, pero allá, día tras día, marihuana, coca, lsd, ecstasy, no podía parar, «cualquier cosa que tomo, termino acostumbrándome» «es mi amiga, ella que trae esas cosas» «allá en el bar donde trabajo siempre hay» y yo todo el tiempo diciéndole que se cuidara, que tratara de dejarlo, pero ella estaba feliz, y yo, solo podía abrazarla, y decirle que la quería mucho.

Nunca kiso hacer el amor conmigo, aunque muchas veces estuvimos a punto, siempre decía que no a última hora»si lo hago contigo me voy a matar», nunca lo entendí, pero siempre terminé aceptándolo. «Terminamos» la relación un par de veces, no quería enamorarse. Y yo no quería lastimarme, aunque ya estaba preparado para eso.

La fiesta de despedida, 28 de Julio, con todo el grupo en Collique, mi hermano, amigos, cerveza por doquier, bebiendo y hablando toda la noche, por ratos todo mundo agarrando, riendo, todo bien.

Ese día alguien robó su mochila llena de música, yo me preocupé, y ella con ese aire de trankilidad me enseñó una de las lecciones de mi vida: «Yo creo en la ley del retorno, todo da vueltas, y de alguna forma regresará, posiblemente lo tiene alguien que lo necesita más», nunca lo recuperamos, pero entendí como funciona, entendí porqué no tenía miedo de que le roben por las calles, entendí porque nunca se cuidaba, entendí porqué me proyectaba tanta paz.

Ya de madrugada salió a comprar cigarros, la kise acompañar, pero me dijo que iba sola, 10, 15, 20 minutos, salimos a buscarla, y al cabo de un rato la encontré, en una vieja tienda y bebiendo con un par de viejos, «hola» me dijo, y yo «Eli! estaba preocupado, vamos a la fiesta», los tíos pusieron el grito en el cielo, «no, ella no se va» «eli, vamos», y ella ebria hasta los huesos riendo como una loca «me voy a quedar aquí con mis nuevos amigos» «eli, tenemos que ir a la casa» «anda tu, yo me voy a quedar aquí, o mejor kédate con nosotros». Yo solo me dí la vuelta, con toda la rábia mojándo mis ojos, en ese momento la conocí.

Busqué a mi hermano, que estaba más ebrio, y adormecido que todos, y empezamos el camino de regreso, el me decía: vamos por eli, no se puede quedar; y yo, dejala, ella se sabe cuidar.

Ella nos alcanzó un poco más allá, no sé porqué vino, talvez lo vió en mi rostro, la odié, y la odié con todas mis fuerzas, no le respondí ni una palabra camino al paradero, hubiera kerido no verla nunca más en mi vida.

Para mala suerte, mi hermano se cruzó, delirium tremens, un show que duró al menos una hora, y terminé dejándolo ir, solo, después de todo, todos estában solos ese día, y yo me sentía más solo que nadie.

Fuimos a mi casa, hicimos el amor, nos dormimos, esa noche se fué, y mi mundo se terminó de derrumbar.

Escuchándo:
Fake plastic trees – Radiohead